viernes, 12 de septiembre de 2014

Malditas prácticas



- ¿Falta mucho para que pase el último autobús?- le pregunté al anciano, la única persona que allí esperaba.



- No muchacha. En treinta minutos pasará pero de todas formas ven, siéntate que estarás más cómoda.- contestó haciéndome un sitio en el banco.



- Muchas gracias, es usted muy amable.- le dije mientras me sentaba a su lado.



- ¿Qué hace una chica tan hermosa en un sitio tan apartado como este y a estas horas? - me preguntó mirando y acercando su nariz a mi escote.



 - Estoy haciendo mis prácticas y las hago mejor en este lugar.- respondí apartándome sutilmente para que no se sintiera ofendido.



    El viejo se me acercó de nuevo. Puso su nariz en mi cuello y sin dudarlo, su mano en mi muslo. Con el otro brazo me agarró por la cintura y me susurró “Tranquila muchacha, te trataré bien”. Intenté soltarle la mano y huir pero el cabrón tenía mucha fuerza. Fue ascendiendo hasta tirar con violencia, bajo mi falda, de mis bragas y romperlas. Intenté abrir mi bolso con la mano izquierda pero no daba abasto a apartarle la cara de mis tetas. Era repugnante tener sus babas sobre mí.



    Consiguió desabrocharse los pantalones y tirarme del banco, avalanzándose encima. Me separó las piernas con brutalidad. Le mordí la cara y su sangre me salpicó el rostro. Me dió una bofetada y me llamó puta. Justo en ese momento pude abrir el bolso y sacar el abrecartas. Se lo clavé entre los ojos y murió en el acto, empalmado sobre mí. Fue asqueroso.



    - Fuiste muy valiente y eres un ejemplo para todos. Por tu valor, tu decisión y el enemigo que elegiste; a partir de hoy serás la elegida.- gritó mi mentor a todos los presentes mientras me bautizaba con la sangre de su mano.




8 comentarios:

  1. Se lo merecía por abusón, lo leí de un tirón, abrazos Ana Lía.

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  2. Espero que tu mentor en la próxima práctica te permita usar un spray y no un abrecartas. Tampoco es necesario tanto realismo, además es más rápido y exige menos esfuerzo.
    Abrazos Lía

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  3. Vaya con el viejo verde, se llevó lo suyo. Muy bueno Ana

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    1. Gracias Santiago. Jeje, no es lo mío el terror pero mira que rápido hago una labor social. Un saludo

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  4. este me gusto... es un relato fácil de imaginar

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    1. Muchas gracias. Es durillo, espero no estar en una así jamás. Un abrazo

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