domingo, 1 de febrero de 2015

El desalmado del tren

- ¡No! - gritó una joven en el andén despertándole de su pequeño descanso.

      El día había sido agotador y aún tenía un trabajo que hacer porque un buen comercial jamás descansa y siempre está buscando una buena oportunidad. 

- Pero, ¿es que no me oye? Necesito coger este tren, no puedo perderlo - continuaba gritando la chica a un guardia de seguridad.

      Veía fascinado, sentado cómodamente en su vagón, como ella fruncía el ceño y se encaraba con mucho genio al corpulento agente que estaba claro que no la iba a hacer ningún caso. Le sorprendió su juventud y su peculiar aspecto. Vestía con una falda harapienta, unas calcetas de rayas y un poncho raído. Su rostro era particularmente pálido y sus ojos negros casi tanto como los rizos que asomaban por debajo de su sombrero de lana roja. Miró su agenda para asegurarse de cumplir el cupo ese día y soltó un gran suspiro de alivio.

      Dio golpes sobre el cristal para llamar la atención de la muchacha y ella, al verle, le hizo un gesto grosero con su mano izquierda. Él comenzó a reírse poniéndose la mano sobre el pecho y eso la ofendió aún más haciéndola escupir sobre el cristal.

     Volvió a increparla varias veces haciendo gestos con ambas manos sobre sus ojos simulando a una niña con una rabieta. Ella gesticuló exageradamente con su boca un insulto de lo más ofensivo.

     Él cambió su expresión a una muy seria y apesadumbrada. El rostro de ella también se puso ligeramente triste al ver su reacción y extendió su mano hacia el cristal para decir suavemente - lo siento, tengo un mal día -.

      Él aprovechó entonces para sacarle la lengua y hacerla de nuevo rabiar. Ella, cargada de ira, se abalanzó hacia el vagón y quedo sorprendida al ver que lo traspasó y que se encontraba frente a aquel desalmado que la había tomado con ella.

- ¿Qué...? ¿Cómo...? ¡Noo! ¿Estoy muerta? ¿Por eso nadie me oye? - sollozaba mirándose el cuerpo intentando palparse y entender lo que estaba ocurriendo.

- No montes numeritos porque, para empezar, tampoco pueden verte - dijo el hombre poniendo sticks en una larga lista apuntada en su agenda. - Creo que este mes me ganaré una buena comisión - comentó tomando notas.

    La muchacha no tuvo reacción. Permaneció inmóvil mirándole atentamente mientras sus lágrimas cubrían sus mejillas y los pasajeros que acomodaban sus bolsas la traspasaban sin apreciar su existencia. - ¿Po...po...por qué a usted si le ven? - logró tartamudear.

- Porque no estoy muerto como tú. Ahora si me disculpas tengo que terminar mi trabajo - contestó el hombre sacando un extraño artilugio del maletín. Lo accionó y emitió una luz cegadora que la paralizó por completo. - Mira atentamente la luz - dijo manipulando el aparato para absorberla y atraparla en un diminuto frasco de cristal que colocó cuidadosamente dentro del maletín mientras ella, golpeando el cristal y enfurecida, le profería todo tipo de insultos inaudibles mucho más ordinarios que el anterior.

      Sacó de su chaqueta el celular, marcó un número cuyo prefijo era tres veces seis y llamó - Tengo algo que te encantará. Me la quitan de las manos. Es joven y no está completamente corrompida. Acaba de decirme un "lo siento" y se la nota una gran inocencia, debieron arrojarla a las vías el siglo pasado. ¿Qué me dices, granujilla endemoniado? ¿Te la envío con lacito? (...) Sabía que te emocionarías. - colgó, satisfecho con su última venta del día, el desalmado comercial de almas.


  

26 comentarios:

  1. ¡¡Mega chulo!! *-* ¡Ay! ¡Por Dior! Puñetero vendedor... Peeero... Tengo mil preguntas sin resolver tras leerte... u.U ¡Me vas a tener que escribir una segunda parte o algo! ;P
    ¡Besines, wapota! ^^

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    1. Bien, Campanilla. Sé que preguntas son. Lo primero, asegúrate de no traspasar ninguna pared o vidrio (sin romperlo). No lo hagas muy fuerte porque si estás viva, te harás daño. La segunda, grita a la gente por la calle (si te llaman loca, estás viva). Y la última, este señor tiene la pinta de Bárcenas pero en vez de sobres, lleva frascos de cristal. Espero haberte sido de ayuda :) Muchas gracias guapísima

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  2. ES REALMENTE HERMOSO,ATRAPANTE Y LOGRA CAPTAR LA CURIOSIDAD POR LLEGAR AL FINAL DE LA HISTORIA ...ME ENCANTO !!! MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIRLA !!! ABRAZOTE

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  3. Buenísmo, Ana, con doble sorpresa: primero lo inesperado de la chica, resuelto magistralmente al atravesar el vagón enfadada; y segundo la mercancía con la que trabaja ese, en un principio uno más de tantos, comercial. Genial, un cazafantasmas desalmado (un adjetivo muy bien elegido).
    Saludos.

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    1. Es que la crisis es muy dura. La globalización nos obliga a vender todo :) Muchas gracias y un abrazo, Ricardo

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  4. ¡Hola Ana Lía! Me gustó muchísimo el relato. Es muy atrapante y quedé fascinada, saludos :)

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    1. Me alegro de que te gustara, Sal Yin. Muchas gracias por leerme y comentar. Un abrazo :)

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  5. Estupendo, me dejaste descuadrado con tus giros... no me esperaba para nada una historia de género tan fantástico. Abrazaco!

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  6. Para mi me pillo ese chollo de comercial de almas, tiene mucho futuro y seguro que no es nada aburrido.
    El texto es muy guay, te ha quedado bonito. Me molan las historias del Más Allá desde la guasa y el humor, lejos de la truculencia macabra y sobreactuada que tanto se estila.
    Felicidades chica de León.
    Un abrazo allende los mares.

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    1. Gracias Max. No estaría mal un curro así. Es como trabajar en una funeraria pero encima viajando. Un besote

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  7. Tu si que tienes un ALMArio lleno de historias. Eres una inagotable caja de sorpresas. Me encanta. Bsotes

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    1. Muchas gracias Fer. Eres muy dulce, me alegro un montón que te guste. Un besote

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  8. Saludos Ana Lía, muy bueno tu relato, terrorífico y a la vez divertido. Cariños!

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    1. Muchas gracias Mery, gracias por tu comentario. El terror me cuesta mucho. Un abrazo

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  9. Este me gustó mucho Ana.
    Lo disfruté :)

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  10. Absolutamente genial, Ana!! Una vuelta de tuerca más al trasiego de almas "custodiadas" que acaban en el infierno. Un argumento muy original, enhorabuena!!

    Besillos de buena mañana.

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  11. Un relato genial, de los que me gustan. Pobre joven, fue vendida al mejor postor, al señor de las tinieblas. Comparto Ana Lía, un abrazo.

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    1. Sí, es que en tiempos de crisis se hace lo imposible. Muchas gracias David, un placer tenerte aquí. Un abrazo

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