- ¡No! - gritó una joven en el andén despertándole de su pequeño descanso.
El día había sido agotador y aún tenía un trabajo que hacer porque un buen comercial jamás descansa y siempre está buscando una buena oportunidad.
- Pero, ¿es que no me oye? Necesito coger este tren, no puedo perderlo - continuaba gritando la chica a un guardia de seguridad.
Veía fascinado, sentado cómodamente en su vagón, como ella fruncía el ceño y se encaraba con mucho genio al corpulento agente que estaba claro que no la iba a hacer ningún caso. Le sorprendió su juventud y su peculiar aspecto. Vestía con una falda harapienta, unas calcetas de rayas y un poncho raído. Su rostro era particularmente pálido y sus ojos negros casi tanto como los rizos que asomaban por debajo de su sombrero de lana roja. Miró su agenda para asegurarse de cumplir el cupo ese día y soltó un gran suspiro de alivio.
Dio golpes sobre el cristal para llamar la atención de la muchacha y ella, al verle, le hizo un gesto grosero con su mano izquierda. Él comenzó a reírse poniéndose la mano sobre el pecho y eso la ofendió aún más haciéndola escupir sobre el cristal.
Volvió a increparla varias veces haciendo gestos con ambas manos sobre sus ojos simulando a una niña con una rabieta. Ella gesticuló exageradamente con su boca un insulto de lo más ofensivo.
Él cambió su expresión a una muy seria y apesadumbrada. El rostro de ella también se puso ligeramente triste al ver su reacción y extendió su mano hacia el cristal para decir suavemente - lo siento, tengo un mal día -.
Él aprovechó entonces para sacarle la lengua y hacerla de nuevo rabiar. Ella, cargada de ira, se abalanzó hacia el vagón y quedo sorprendida al ver que lo traspasó y que se encontraba frente a aquel desalmado que la había tomado con ella.
- ¿Qué...? ¿Cómo...? ¡Noo! ¿Estoy muerta? ¿Por eso nadie me oye? - sollozaba mirándose el cuerpo intentando palparse y entender lo que estaba ocurriendo.
- No montes numeritos porque, para empezar, tampoco pueden verte - dijo el hombre poniendo sticks en una larga lista apuntada en su agenda. - Creo que este mes me ganaré una buena comisión - comentó tomando notas.
La muchacha no tuvo reacción. Permaneció inmóvil mirándole atentamente mientras sus lágrimas cubrían sus mejillas y los pasajeros que acomodaban sus bolsas la traspasaban sin apreciar su existencia. - ¿Po...po...por qué a usted si le ven? - logró tartamudear.
- Porque no estoy muerto como tú. Ahora si me disculpas tengo que terminar mi trabajo - contestó el hombre sacando un extraño artilugio del maletín. Lo accionó y emitió una luz cegadora que la paralizó por completo. - Mira atentamente la luz - dijo manipulando el aparato para absorberla y atraparla en un diminuto frasco de cristal que colocó cuidadosamente dentro del maletín mientras ella, golpeando el cristal y enfurecida, le profería todo tipo de insultos inaudibles mucho más ordinarios que el anterior.
Sacó de su chaqueta el celular, marcó un número cuyo prefijo era tres veces seis y llamó - Tengo algo que te encantará. Me la quitan de las manos. Es joven y no está completamente corrompida. Acaba de decirme un "lo siento" y se la nota una gran inocencia, debieron arrojarla a las vías el siglo pasado. ¿Qué me dices, granujilla endemoniado? ¿Te la envío con lacito? (...) Sabía que te emocionarías. - colgó, satisfecho con su última venta del día, el desalmado comercial de almas.
Sacó de su chaqueta el celular, marcó un número cuyo prefijo era tres veces seis y llamó - Tengo algo que te encantará. Me la quitan de las manos. Es joven y no está completamente corrompida. Acaba de decirme un "lo siento" y se la nota una gran inocencia, debieron arrojarla a las vías el siglo pasado. ¿Qué me dices, granujilla endemoniado? ¿Te la envío con lacito? (...) Sabía que te emocionarías. - colgó, satisfecho con su última venta del día, el desalmado comercial de almas.
Me gustan mucho tus relatos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lar Petar Món por dejar el comentario. Un saludo
Eliminar¡¡Mega chulo!! *-* ¡Ay! ¡Por Dior! Puñetero vendedor... Peeero... Tengo mil preguntas sin resolver tras leerte... u.U ¡Me vas a tener que escribir una segunda parte o algo! ;P
ResponderEliminar¡Besines, wapota! ^^
Bien, Campanilla. Sé que preguntas son. Lo primero, asegúrate de no traspasar ninguna pared o vidrio (sin romperlo). No lo hagas muy fuerte porque si estás viva, te harás daño. La segunda, grita a la gente por la calle (si te llaman loca, estás viva). Y la última, este señor tiene la pinta de Bárcenas pero en vez de sobres, lleva frascos de cristal. Espero haberte sido de ayuda :) Muchas gracias guapísima
EliminarES REALMENTE HERMOSO,ATRAPANTE Y LOGRA CAPTAR LA CURIOSIDAD POR LLEGAR AL FINAL DE LA HISTORIA ...ME ENCANTO !!! MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIRLA !!! ABRAZOTE
ResponderEliminarMuchas gracias Norma, un placer tenerte aquí. Un fuerte abrazo
EliminarBuenísmo, Ana, con doble sorpresa: primero lo inesperado de la chica, resuelto magistralmente al atravesar el vagón enfadada; y segundo la mercancía con la que trabaja ese, en un principio uno más de tantos, comercial. Genial, un cazafantasmas desalmado (un adjetivo muy bien elegido).
ResponderEliminarSaludos.
Es que la crisis es muy dura. La globalización nos obliga a vender todo :) Muchas gracias y un abrazo, Ricardo
Eliminar¡Hola Ana Lía! Me gustó muchísimo el relato. Es muy atrapante y quedé fascinada, saludos :)
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara, Sal Yin. Muchas gracias por leerme y comentar. Un abrazo :)
EliminarEstupendo, me dejaste descuadrado con tus giros... no me esperaba para nada una historia de género tan fantástico. Abrazaco!
ResponderEliminarMuchas gracias Miguel Ángel. Un abrazote :)
EliminarPara mi me pillo ese chollo de comercial de almas, tiene mucho futuro y seguro que no es nada aburrido.
ResponderEliminarEl texto es muy guay, te ha quedado bonito. Me molan las historias del Más Allá desde la guasa y el humor, lejos de la truculencia macabra y sobreactuada que tanto se estila.
Felicidades chica de León.
Un abrazo allende los mares.
Gracias Max. No estaría mal un curro así. Es como trabajar en una funeraria pero encima viajando. Un besote
EliminarTu si que tienes un ALMArio lleno de historias. Eres una inagotable caja de sorpresas. Me encanta. Bsotes
ResponderEliminarMuchas gracias Fer. Eres muy dulce, me alegro un montón que te guste. Un besote
EliminarEsta super chulo. Te felicito.
ResponderEliminarMuchas gracias Beatriz :) Un abrazo
EliminarSaludos Ana Lía, muy bueno tu relato, terrorífico y a la vez divertido. Cariños!
ResponderEliminarMuchas gracias Mery, gracias por tu comentario. El terror me cuesta mucho. Un abrazo
EliminarEste me gustó mucho Ana.
ResponderEliminarLo disfruté :)
Gracias Alejandro. Me alegro de que lo dosfrutaras :) Un besote
EliminarAbsolutamente genial, Ana!! Una vuelta de tuerca más al trasiego de almas "custodiadas" que acaban en el infierno. Un argumento muy original, enhorabuena!!
ResponderEliminarBesillos de buena mañana.
Muchas gracias, mi hermosa chica amadrinada. Un abrazo enorme
EliminarUn relato genial, de los que me gustan. Pobre joven, fue vendida al mejor postor, al señor de las tinieblas. Comparto Ana Lía, un abrazo.
ResponderEliminarSí, es que en tiempos de crisis se hace lo imposible. Muchas gracias David, un placer tenerte aquí. Un abrazo
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