Manifiesto femenino que no feminista
Un buen guiso puede hacerse con papas o simplemente con arroz o legumbre
pero lo que es fundamental para darle el mejor sabor, además de la
carne, es la cebolla y bien troceadita.
Los años pasan y la
práctica rebanando hortalizas convirtió a Berta en toda una experta
aunque nunca hubiera tomado clases de cocina excepto aquellas que ofrece
sin más la vida, esas de asistencia obligatoria por culpa de la
necesidad.
Es probable que lo más común entre todas las mujeres del planeta sea la adquisición de una increíble división de la atención por la necesidad de atender al resto. En primer lugar, desde niñas deben jugar tanto a las cocinitas como a las muñecas entre las que cabe destacar a las Barbies (la rubia perfecta que curiosamente todos los hombres desean pero ninguno valora) y las que son bebés con todos sus complementos, incluso "popo" de mentira para aprender a limpiarlo.
Es probable que lo más común entre todas las mujeres del planeta sea la adquisición de una increíble división de la atención por la necesidad de atender al resto. En primer lugar, desde niñas deben jugar tanto a las cocinitas como a las muñecas entre las que cabe destacar a las Barbies (la rubia perfecta que curiosamente todos los hombres desean pero ninguno valora) y las que son bebés con todos sus complementos, incluso "popo" de mentira para aprender a limpiarlo.
Más tarde, en estudiar para hacerse
una mujer de bien pero con mucho cuidado de no olvidar su aspecto físico
para poder encontrar en el futuro un "buen" marido.
Una vez
que su día necesite 38 horas para poder atender tanto su trabajo como su
quehacer doméstico, debe prepararse para ser mamá y, por lo tanto,
sumarle al día otras 24 horas más.
Las lágrimas de Berta caían
sobre la cebolla recordando como poco a poco, el tiempo y las
circunstancias, habían hecho que en su vida, dividir así la atención
fuera lo más normal del mundo. Incluso absorta en esos pensamientos su
destreza con el cuchillo era impecable. Su llanto crecía
exponencialmente a medida que rajaba la cebolla intentando entender el
por qué a las flores se las corta y recorta haciendo que pierdan así su
aroma.
- Mamá, ¿por qué lloras? - le dijo su hija de cinco años abrazándole una pierna.
- Es por la cebolla, mi vida - dijo secándose con el mandil disimulando que lo que hace es cortar cebolla para poder llorar tranquila.
Bien dicho,
ResponderEliminarbien narrado,bien sentido!
me llenó de emoción leer,esto,de ti...la fortaleza femenina reflejada aqui!,quien digo que esa fragilidad de nuestras emociones y conciencia, es una debilidad?? puta sociedad que nos da solo suciedad pensando que ..somos sexo y debil,
yo cuando lloro, no lloro por hombres,lloro por mi! por mi sentir,por permitir tantos errores,se que me haran fuertes, mi sitio preferido para hacerlo es el baño...así me refresco y mi hija no lo nota...y cuando lo ha notado, me gusta decirle, aveces se llora por las tonterias !..besosss!!
Oooohhh!! Ady!! Siento que llores. Es para un reto el relato pero también es para quejarme de todo lo que hoy se le exige a una mujer. Además de todo lo que antes tenía que hacer, ahora le sumamos su vida profesional para que pueda tener "algo" de independencia. Todo esto además sin que pueda decir un "Joder, ¡qué cruz! Ya basta". Me parece muy fuerte muchas situaciones de muchas mujeres del planeta, aún más las de países supuestamente "desarrollados". Un besote Ady
EliminarLa cebolla escondida tras todas esas capas debe pensar por qué les gusta tanto a los humanos descubrir algo que les hace daño. Supongo que el secreto está en no dejarse encorsetar, aunque eso suponga otro tipo de soledad y tristeza, o la misma pero doble.
ResponderEliminarQue da mucho que pensar tu relato.
Un saludo.
Sí, siempre hay que elegir. Obviamente se nos ve peor a las solteronas pero porque no es más que un prejuicio. Gozamos de más libertad a cambio de ciertas soledades de las que no molan. Pero bueno, las que lo tienen difícil de narices son las mujeres como Berta. Me alegro que te de para pensar. Gracias por el comentario, Skuld. Un fuerte abrazo
EliminarMe has dejado sin palabras. Muy bueno. Y además esconde una realidad aplastante.
ResponderEliminarComparto ;)
¡Besos guapa!
Muchas gracias Carmen. Me alegro de haberte dejado sin palabras, eso es que llegó el mensaje bien :) Besos
EliminarOhhhh Ana. Increíble relato. Como siempre encierras mucho en pocas palabras. Las mamas inventamos estratagemas para que nuestros niños no nos vean sufrir. Llevo un rato escribiendote y borrando, porque la verdad es que ya lo has dicho todo. Genial en serio. Un besillo.
ResponderEliminarMuchas gracias María. Me alegro que te haya gustado, un fuerte abrazo
EliminarMal negocio el de ser mujer. Hoy y siempre. Muchas sufrís malos tratos atávicamente, explotación sexual y recorte de derechos. Sea su pais de origen desarrollado o no. Y luego la vaina de tener que estar pluriempleadas para estar realizadas: trabajar fuera y dentro de casa. Fuera, igual que un hombre ( ganando menos, claro) y dentro, como toda la vida. Para luego tener que disimular el dolor tras el corte de la cebolla. Unas letras, las tuyas, necesarias. Brava, Ana
ResponderEliminarMuchas gracias, Fer. Por tu pedazo de comentario y por la empatía :) Un abrazo enorme
EliminarAhí le has dao, eso justifica porque los hombres somos de monotema y por tanto más simios que humanos. La multiplicidad de tareas sirve para activar la mente y despejar telarañas, si lo sabré yo que cuando tengo demasiado tiempo libre ando como gallo sin cabeza.
ResponderEliminarPor cierto bonita foto de perfil, estoy pensando que en vez de poner leonesa 100 por 100 podías poder de la cabeza a la cola , o al rabo si lo ves mejor :)
Galaicos bicos
Ooooooohhh!! Muchas gracias Max. Estos soletazos que doy con el rabo me salen por mi vena Vadiniense (Celta). Me ha hecho gracia eso de gallo sin cabeza...jaja, Besos mexicas
EliminarUn excelente relato, y el final es atroz.
ResponderEliminarEl maltrato a la mujer siempre ha estado, escondido, y ahora a flor de piel, pero creo que de nada sirve, aunque espero que algún día se extinga esta lacra....
Excelente, bravo Analia.
Un abrazo
Un abrazo
Muchas gracias Carmen. Es una lacra y duele ver a mujeres en esas situaciones y lo peor quizá, es escuchar de otras mujeres cosas como "ella se lo ha buscado" y así. Creo que todas deberíamos ir armadas con cortapuros y no tolerar ni la menor tontada porque hay mujeres que lo pasan muy mal. Gracias por leer y comentar. Un abrazo
EliminarTe felicito Ana Lía, es un gran relato!
ResponderEliminarMuchas gracias Fede de apellido inescribible e impronunciable. Un placer tenerte aquí, un abrazo
EliminarQué bonita y generosa esa imagen, una madre que corta cebolla para disimular delante de su hija que está llorando. Y cuánto significado para el lector adulto. Tienes toda la razón, es un manifiesto femenio desde la primera a la última letra, y verídico también. Genial Ana, reivindicativo pero lleno de dulzura y sensibilidad.
ResponderEliminarUn super abrazo de viernes!!
Muchas gracias hermosa! Me alegro que te haya gustado :) Un fuerte abrazo
EliminarAix! Es que... Arg! Estas cositas me llegan muy dentro... De hecho, nada más empezar a leerte, me acordé de algo que me dijo mi abu materna hace muuuchos años: "¿No sabes cocinar? ¿Qué dirá el hombre de tu vida?" Yo le respondí: "Si es el hombre de mi vida, sabrá cocinar... Sino... Es que no lo es..."
ResponderEliminarSigo siendo nula entre fogones, no me gusta... Y menos me gusta que siempre y dentro de casa se haya considerado un rol femenino...
¿Qué decir más? Si tú lo dices todo...
Yo sí me declaro feminista, que no hembrista, que ahí es donde se concentra toda la radicalidad del machismo en versión femenina...
¡Gran micro, Ana!
¡Besis! ;)
Tampoco sé cocinar, alguna cosilla pero tampoco me gusta estar encerrada haciendo multitarea. Tengo suficiente con el trabajo. No es por el hecho de cocinar, es por la asignación de estas tareas desde pequeñas. También me da pena que los mejores platos que he comido fueron cocinados por mujeres (de ahí que nadie hace el cocido como mi madre y esto es así, el mejor cocido lo hace mi madre Marisa Alcalde) pero en la profesión de cocineros destacan hombres!!!!! Me gustaría ver al Adriá dar de comer tres o cuatro bocas durante un mes con 250 euros, serían las risas.... y son estas cosillas que se van sumando. Mucha gente dice que ya no es así pero es mentira, lo veo a diario y en España también.. En cualquier lugar del mundo. Sería también gracioso una huelga de mamás!!!! Muchas gracias Campanilla y un besote
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