Con un suspiro comencé el viaje.
Traicioneros los recuerdos por mi mente
la tormenta desataron, sin pasaje
y sin permiso navegaron.
Con susurros convenció mi locura,
compañera de aventuras, presente
en cada estación; a la cordura
y así esta y la razón se alejaron.
Salí corriendo del cuarto
y entre todo lo olvidado,
¡qué descuido! pero en fin,
quedaron cuatro palabras.
Si no regreso a tu lado
cógelas, de este viaje no me harto.
Con cariño y para ti:
por favor, perdón y gracias.
Me ha gustado mucho, Ana Lía. De verdad.
ResponderEliminarBesos
Gracias Max. Un abrazo
EliminarAl menos fue un descuido considerado, je, je. Saludos.
ResponderEliminar¡Ohhhh! Pues sí. Eso parece. Muchas gracias Nahuel. Un abrazo.
EliminarCuando la razón y la cordura se alejan,
ResponderEliminardescuidos endiablados se quedan.
Jeje me salió en rima, abrazos , muy bonito. Feliz domingo Ana Lía.
jajaja, sí. Gracias Alejandra. No sé si volveremos a cruzarnos con la razón y la cordura pero aunque les parezca mal, prefiero los descuidos endiablados. Son más divertidos.
EliminarUn poema excelente y esa mezcla de lapsus de realidad con la locura desatada le dio el toque de distinción. Te felicito amiga
ResponderEliminarMuchas gracias Jorge, un placer tenerte aquí. Un abrazo
EliminarMe ha encantado, Ana Lía. un abrazote grande.
ResponderEliminarGracias de nuevo hermosa! Me alegro que te gustara. Un abrazo enorme!!
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